lunes, 21 de junio de 2010

Texto Ulises y el Cíclope:

«Continuamos la navegación y llegamos a la tierra de los cíclopes, soberbios y sin ley, quienes, confiados en los dioses inmortales, no labran los campos, sino que todo les nace sin sembrar y sin arar y se lo hace crecer la lluvia enviada por Zeus. No tienen ágoras ni leyes, sino que viven en las cumbres de los montes, dentro de cuevas. Vimos una alta gruta en uno de los extremos y casi tocando al mar. Allí moraba un varón gigantesco, solitario, que entendía en apacentar rebaños lejos de los demás hombres. POLIFEMO: ¡Oh, forasteros! ¿Quiénes sois? ¿De dónde llegasteis navegando por los húmedos caminos? ODISEO: Somos aqueos a quienes extraviaron al salir de Troya vientos de toda clase y venimos a abrazar tus rodillas por si quisieras presentarnos los dones de la hospitalidad. Respeta a los dioses, que somos ahora tus suplicantes.
POLIFEMO: ¡Oh, forastero! Eres un simple o vienes de lejanas tierras, cuando me exhortas a temer a los dioses y a guardarme de su cólera; que los cíclopes no se cuidan de Zeus. El cíclope, con ánimo cruel, levantándose de súbito, echó mano a los compañeros, agarró a dos y, cual si fuesen cachorrillos, los arrojó a tierra con tamaña violencia que el encéfalo fluyó al suelo y mojó el piso. Despedazó los miembros y se puso a comer. Contemplamos aquel horrible espectáculo. Cuando el cíclope había llenado su enorme vientre, devorando carne humana y bebiendo leche sola, se acostó en la gruta. Al día siguiente corté una estaca como de una braza, que di a los compañeros mandándoles que la puliesen. No bien la dejaron lisa, agucé uno de sus extremos, la endurecí, pasándola por el ardiente fuego, y la oculté cuidadosamente debajo del abundante estiércol esparcido por la gruta. Por la tarde volvió el cíclope con el rebaño.

ODISEO: Toma cíclope, bebe vino a fin de que sepas qué bebida se guardaba en nuestro buque.
POLIFEMO: Dame más vino y hazme saber inmediatamente tu nombre para que te ofrezca un don.
ODISEO: Mi nombre es Nadie; y Nadie me llaman mi madre, mi padre y mis compañeros.
POLIFEMO: A Nadie me lo comeré el último, después de sus compañeros: tal será el don hospitalario que te ofrezco. Así dijo; se tiró hacia atrás y cayó de espaldas. Dobló el robusto cuello y le venció el sueño. Entonces metí la estaca debajo del abundante rescoldo para calentarla. Mis compañeros la hincaron en el ojo del cíclope. Dio el cíclope un fuerte y horrendo gemido y se puso a llamar con altos gritos a los demás cíclopes.
LOS CÍCLOPES: ¿Por qué estás tan enojado, ¡oh, Polifemo!, y gritas de semejante modo en la divina noche?
POLIFEMO: ¡Oh, amigos, Nadie me mata con engaño, no con fuerza!
LOS CÍCLOPES: Pues si nadie te hace fuerza, ya que estás solo, no es posible evitar la enfermedad que envía el gran Zeus; pero ruega a tu padre, el soberano Poseidón. Salimos de la cueva. Y estando lejos, hablé al cíclope con estas mordaces palabras:
ODISEO: ¡Cíclope! No deberías emplear tu gran fuerza para comerte en la honda gruta a los amigos de un varón indefenso. Las consecuencias de tus malas acciones habían de alcanzarte, ¡oh, cruel!, ya que no temiste devorar a tus huéspedes en tu misma morada; por eso Zeus y los demás dioses te han castigado.»

HOMERO, Odisea. Adaptado

Responde.
• ¿Quién es el autor del texto? ¿A qué obra pertenece?
• ¿Quiénes son los protagonistas de la historia? Describe cómo es cada uno de ellos: descripción física, carácter, ocupación, inteligencia y otras habilidades... Explica si son seres reales o imaginarios.
• Explica qué sucede en la historia y qué ardid utiliza Ulises. ¿Qué enseñanza intentaba transmitir el autor?
Vanguardia.com

La tumba de Tutankamón está rodeada por una leyenda

Universal
22-Noviembre-2007
Contaba la leyenda que “aquel que molestara a la momia del faraón moriría al poco tiempo”, pero eso no le importó al arqueólogo Howard Carter, quien el 16 de febrero de 1923 llegó hasta el sepulcro del rey Tutankamón, oculto en el Valle de los Reyes en Egipto.
Junto a Carter estaba Lord Carnarvon, un noble que financió la expedición y que, al igual que el arqueólogo, quedó impresionado con los tesoros encontrados, pues estaban intactos, justo como se habían depositado miles de años atrás y ese fue el inicio de la leyenda que acompañaría la tumba.

El rey Tutankamón reinó entre los años 1336 y 1327 antes de Cristo, aproximadamente, su gobierno perteneció a la dinastía XVIII de Egipto, que es considerada como la época de mayor esplendor dentro de la civilización faraónica de esa nación.
Llamado el “rey-niño”, Tutankamón falleció a los 19 años por causas que aún no han sido esclarecidas, pero su reinado quedaría opacado por el revuelo que causó el descubrimiento de los ornamentos que acompañaban su sepulcro.
--El inicio de la maldición
Aunque Howard Carter descubrió la tumba desde el 22 de noviembre de 1922, fue hasta febrero del siguiente año cuando retiró la piedra en el sepulcro y pudo observar la máscara de oro que protegía los restos de Tutankamón, sin importarle las posibles consecuencias de su hallazgo, según refiere el sitio de Internet Wikipedia.
Rodeado por tesoros y alimentos que debió utilizar en su otra vida, la momia de Tutankamón no mostraba gran deterioro por el paso del tiempo. Se trató de uno de los hallazgos más importantes del siglo pasado que estuvo aderezado por la `maldición´ que rodeaba el sepulcro, ya que varias tumbas de faraones tenían inscritas en sus paredes algunas leyendas de advertencia para quienes perturbaran la paz del sitio.
Aunque al principio no se le dio importancia, la prensa comenzó a seguir de cerca la historia cuando se supo que Carnarvon, promotor de la expedición, falleció de neumonía dos meses después del hallazgo. Se dice que a la misma hora en que Carnarvon falleció en El Cairo, su perro emitió un agudo aullido tras el cual también murió, pero en Inglaterra.
Los rumores sobre la maldición continuaron creciendo cuando se supo que el hermano de Carnarvon, quien estuvo presente cuando se abrió la cámara real, falleció a su llegada a Inglaterra por causas inexplicables o bien, las muertes del último hombre que golpeó un muro del sepulcro o del médico que tomó una radiografía de la momia.
--Ciencia vs mito
Si bien entre las décadas de los 30 y los 60 la leyenda sobre el faraón decae, hacia los años 70 y 80 se reavivó cuando fallecieron personas que estuvieron en contacto con las piezas encontradas en el sepulcro.
Lo cierto es que de las 58 personas que estuvieron presentes cuando se abrió la tumba de Tutankamón, sólo ocho fallecieron en los siguientes años, incluso el propio Howard Carter murió en 1939, a los 65 años.
Una de las teorías sobre los hechos explica que algún tipo de hongo debió permanecer resguardado en la zona del sepulcro, por lo que al momento de abrirse puedo afectar a algunas personas que se encontraban cerca. Aunque no se ha comprobado que, por ejemplo, Lord Carnarvon falleciera a causa de un agente patógeno, es la explicación que ha tenido más adeptos.
¿Coincidencia o hecho científico?

jueves, 20 de mayo de 2010

miércoles, 19 de mayo de 2010

Escritura sumeria

Evolución de la escritura sumeria:



Educar

Este blog nace por el deseo, la necesidad y el absoluto convencimiento de que educar es la más gratificante de las experiencias. Por ello y para inaugurar este blog, quisiera compartir con vosotros el siguiente texto que, según creo, tan bien transmite la esencia de la tarea del enseñante:

Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca...
hay que medir, pensar, equilibrar
... y poner todo en marcha.
Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino... un poco de
pirata... un poco de poeta...
y un kilo y medio
de paciencia concentrada.
Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes,
hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día esté
durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos, seguirá nuestra
bandera enarbolada.

G. Celaya